Después de “abandonar” la política, el ex ministro diversifica sus actividades mientras los casos judiciales lo acorralan, revelando una red de corrupción que involucra comedores fantasmas y multimillonarios desfalcos.
El ex ministro Zabaleta está en muchos lugares a la vez. Luego de abandonar la gestión municipal, abrió un taller de alineación y balanceo que no se dedica a los autos. Últimamente, se pasea por los medios mientras el cerco judicial se cierra sobre él. Hace un mes, el fiscal Pollicita probó la complicidad del entonces ministro de Desarrollo Social en la creación de comedores fantasma: al menos la mitad de los comedores registrados en el ministerio no existen, y no tienen un domicilio real. Zabaleta lo sabía, pero no realizó denuncias formales al respecto, por más que declare lo contrario en los medios. Las denuncias no existen.
Al día de hoy, las causas principales en las que está implicado son varias. La causa relacionada con el FISU, un organismo que debía dedicarse a obras de mejoramiento habitacional en barrios que nunca se realizaron, por suma de 500 millones de dólares. Por otro lado, la compra fraudulenta de medicamentos oncológicos por 38.000 millones de pesos.
No es fácil para la justicia determinar la cantidad de dinero involucrado en el escándalo de los comedores fantasma, debido precisamente a la falta de registro, los papeles trucados, la discrecionalidad con que se manejó el Ministerio durante la gestión anterior. Las pruebas se siguen sumando y todo apunta a la complicidad de Zabaleta.