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Seis líderes políticos perseguidos por el régimen de Nicolás Maduro encuentran protección en la embajada argentina en Caracas, mientras el gobierno de Milei enfrenta el desafío diplomático de resguardar sus vidas y buscar una salida segura en medio de las elecciones presidenciales en Venezuela.

La relación bilateral entre Argentina y Venezuela, desde la llegada de Javier Milei al poder, podría estar al borde de un nuevo episodio. En los últimos días, seis dirigentes opositores al régimen de Nicolás Maduro, perseguidos por sus convicciones políticas, han ingresado a la embajada argentina en Caracas, en un goteo constante.

El Presidente y su canciller Mondino han aceptado que estos seis perseguidos reciban asilo en la representación diplomática argentina en Venezuela, lo que los coloca bajo la protección de las leyes internacionales.

Según fuentes en Caracas, Pedro Urruchurtu ya se encuentra refugiado en la embajada argentina, y se espera que pronto se sumen Magallí Meda, Humberto Villalobos, Claudia Macero, Omar González, y un sexto dirigente cuya identidad aún no ha sido revelada.

La Cancillería argentina está tomando medidas para garantizar la seguridad y la vida de los seis asilados, y está elaborando una estrategia diplomática para facilitar su salida de Caracas rumbo a Buenos Aires. Sin embargo, esto se presenta como una tarea compleja, ya que Maduro se encuentra en plena campaña electoral y parece no tener intención de ceder ante las demandas argentinas.

El régimen venezolano ha convocado a elecciones presidenciales, con el objetivo de asegurar una victoria para Maduro con el mayor número de votos posible. Esta decisión implica la prohibición de participación de líderes opositores y el bloqueo de cualquier intento de supervisión electoral por parte de Organizaciones No Gubernamentales (ONG) que buscan la transparencia en los comicios.

Mientras tanto, la principal coalición opositora, la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), ha denunciado obstáculos para acceder al sistema electoral y registrar a su candidata, Corina Yoris, quien fue seleccionada debido a la inhabilitación que impide a María Corina Machado, ganadora de las primarias de octubre, competir por cargos públicos hasta 2036.

Por otro lado, Maduro ha formalizado su candidatura para un tercer mandato de seis años en las elecciones del 28 de julio. Esta situación presenta una batalla desigual, donde el régimen protege a su dictador y persigue a los líderes de la oposición.

Argentina, junto con Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Paraguay, Perú y Uruguay, ha expresado su preocupación por la imposibilidad de inscribir la candidatura de Yoris, a menos de 24 horas del cierre del plazo establecido. Este comunicado refleja el aislamiento de Maduro y deja a Lula da Silva y Gabriel Boric en una posición solitaria, ya que han evitado sumarse a una posición diplomática que repudia la estrategia del dictador venezolano ante las próximas elecciones.

La posición diplomática de Milei no es nueva para Maduro. El Presidente ha optado por no designar un embajador en Caracas, manteniendo solo un encargado de Negocios, y ha hecho constantes llamamientos por la democracia en Venezuela en diversos foros internacionales. Además, decidió entregar a la justicia de Estados Unidos el Boeing 747 de Emtrasur, vinculado a grupos terroristas respaldados por Irán.

Esta no es la primera vez que la embajada argentina ofrece refugio a opositores al régimen venezolano. Durante el gobierno de Mauricio Macri, el encargado de Negocios Eduardo Porreti realizó una labor diplomática discreta en apoyo a los dirigentes de la oposición que estaban siendo perseguidos por los servicios de inteligencia venezolanos.

Sin embargo, esta postura fue abandonada por el gobierno anterior al designar a Oscar Laborde, un exdirigente del Partido Comunista y amigo personal de Maduro, como embajador en Caracas. Con Laborde ahora en Buenos Aires, Milei ha vuelto a autorizar el otorgamiento de asilo a los opositores perseguidos por el régimen chavista.