Denuncian falta de personal, de insumos y de turnos. Mientras Zabaleta apela a medidas superficiales para ocultar el desamparo de los vecinos en materia de salud. El abandono del “hospitalito” viene empeorando, dejando en evidencia el colapso de gestión sin precedentes.
Mientras Zabaleta presenta “Hurli”, la nueva mascota virtual del municipio, el Hospital San Bernardino de Siena está en su peor momento. En las redes se manifiesta la bronca de los vecinos que no encuentran ya modos de hacerse escuchar. Las guardias están colapsadas y si bien hubo una ampliación reciente, lo cierto es que los consultorios no atienden pacientes, y el principal problema es la falta de profesionales (sumado a la desorganización interna). Para colmo, una vecina compartió la foto de un administrativo durmiendo detrás de un biombo: “Son las 12 y 45 de la noche y lo tengo que recontra golpear el vidrio y no escucha, vergüenza este hospital”, expresó indignada.
Otra vecina narró en un posteo de Facebook su experiencia al llevar a su hija con taquicardia, dolor de garganta y tos, un cuadro preocupante para cualquier padre, a la guardia. Allí pudo contar más de 40 personas esperando. La niña solo pudo ser vista por una enfermera que le tomó la saturación, pero ningún médico la atendió, pues, como le explicaron las enfermeras: “No hay médicos, no hay insumos, estamos colapsados”. En su posteo, la vecina termina pidiéndole a Zabaleta: “tengan piedad de los que más necesitamos”.
En un día de semana, de los tres consultorios nuevos, solo uno atiende. Los otros permanecen vacíos por falta de personal. Según otros testimonios, en Admisión ahora se encargan de dar turnos para hacer seguimientos en salitas barriales. Otra vecina contó que esos turnos también están colapsados. “Una médica me había indicado hacer un seguimiento para mi hijo 72 horas después de la consulta, pero en la mesa de entrada me ofrecieron para dos semanas después”.
Mientras, el intendente anuncia medidas superfluas, como ampliaciones sin médicos, y médicos inaugurados como áreas especializadas. La desesperación de los vecinos multiplica las quejas en las redes, cada uno con una anécdota nueva sobre el tétrico abandono en plena época de campaña electoral.