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Annalena Baerbock destacó que el abandono definitivo de la energía nuclear a fin de año es lo correcto y explicó que el reto ante la crisis energética no es precisamente el suministro de electricidad, sino de gas.

La ministra de Relaciones Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, reiteró su rechazo a prolongar la vida útil de las tres últimas centrales nucleares del país para paliar la crisis energética generada por la guerra en Ucrania.

En un video publicado por el diario Bild, Baerbock destacó que el abandono definitivo de la energía nuclear a fin de año es lo correcto y explicó que el reto ante la crisis energética no es precisamente el suministro de electricidad, sino de gas.

“No veo que la energía nuclear sea la respuesta aquí”, recalcó la ministra Baerbock, según recogió la agencia dpa.

Sin embargo, esta posición es al menos controvertida en la coalición de Gobierno encabezada por el canciller Olaf Scholz, de la que forman parte su partido, el socialdemócrata, Los Verdes, del que es socia Baerbock, y los liberales.

El ministro de Economía, el liberal Christian Lindner, rechazó esa postura al subrayar que “en los próximos años” no habrá un excedente de electricidad por lo que deberán “asegurar todas las capacidades”.

“La energía nuclear podría permitirnos tener que utilizar menos lignito, perjudicial para el clima, para generar electricidad en los próximos años. Esto nos ahorraría muchos miles de toneladas de CO2”, afirmó el jefe del Partido Liberal en declaraciones a medios locales.

Por ello, Lindner exigió que se examine sin prejuicios la posibilidad de seguir utilizando temporalmente las tres centrales nucleares restantes que, según la legislación vigente, deben cerrarse como muy tarde el 31 de diciembre próximo.

Las centrales (Neckarwestheim 2, Emsland e Isar 2) representan alrededor del 6% de la generación neta de electricidad en Alemania este año, mientras que con el gas proveniente de Rusia se ha producido un 10% de la electricidad.

Por ello, con la reducción de los envíos por parte de Rusia, se han multiplicado los llamados a favor de un aumento del uso de la energía nuclear producida en Alemania para generar electricidad.

Baerbock salió a aquietar las aguas y destacó que es necesario esperar los resultados de unas pruebas que están realizando antes de tomar decisiones drásticas.

“En procesos de decisión tan difíciles, siempre es importante dar cada paso sobre la base de los hechos”, dijo al Bild.

La ministra indicó que Alemania se encuentra actualmente “en una situación de emergencia” en la que hay que reexaminar todo, por ello el Ministerio de Economía a cargo de Robert Habeck, miembro de Los Verdes, inició una segunda “prueba de resistencia” para el suministro de energía en condiciones más estrictas, cuyos resultados hay que esperar aún.

La invasión rusa a Ucrania, que el domingo cumple cinco meses, ha generado un impacto en la economía mundial, con un aumento de los precios, y problemas de suministro energético, especialmente para Europa, por su dependencia del gas ruso.

A mediados de junio, los envíos de gas a Alemania desde Rusia se redujeron un 60%. El gigante ruso Gazprom argumentó que se debía a un problema técnico y aseguró que se veía obligado a paralizar sus equipos debido a que el fabricante alemán Siemens no le enviaba unas piezas.

Pero para el Gobierno alemán se trató una “decisión política” en el marco de la tensión entre Rusia y los países occidentales por la guerra en Ucrania, que comenzó a finales de febrero y ha provocado importantes sanciones internacionales contra Moscú.

De hecho, Gazprom interrumpió el flujo de gas a varios países europeos por negarse a pagar en rublos en lugar de euros, una medida determinada por Moscú para sortear las sanciones.

Además, el Estado alemán salió el viernes al rescate de la debilitada empresa energética Uniper, el mayor importador de gas ruso al país, al adquirir el 30% de las acciones de la compañía.

Estrangulada por los precios del gas, Uniper llevaba varias semanas pidiendo ayuda al Ejecutivo alemán.

El rescate acarreará un impuesto que se traducirá en aumentos de precios para los clientes.